Hablamos de dolor, hablamos de Fibromialgia.
Todo depende de la vara con la que medimos. Y así es en muchos temas médicos. Pero si hay un síntoma que resalta por su subjetividad, e individualidad es el dolor…
No todos sentimos igual, y esto tiene una explicación médica fisiológica relacionada a las conexiones en las áreas cerebrales del dolor. Y más en relación a la memoria y emoción que le imprimimos al dolor, sea cual fuere.
Podemos estar frente a un dolor agudo, como dolor de garganta de una faringitis, mialgias por fiebre, dolor articular por traumatismo; o a un dolor subagudo como la convalecencia postoperatoria, postparto, trauma; o a un dolor crónico, como las hernias discales, neuralgias postherpéticas; y cada uno de nosotros sentir diferente. Algunos sentimos más intenso, más agudo, más extenso, más duradero, más limitante, y otros podemos sentir todo esto en menor medida.
La fibromialgia se caracteriza por un dolor crónico y generalizado. Se trata de un padecimiento con frecuencia debilitante que puede afectar principalmente a las mujeres. Los escaneos cerebrales en personas con fibromialgia han proporcionado pruebas sólidas de que el dolor que experimentan es real, principalmente porque su umbral para tolerar los impulsos de dolor es significativamente menor que el de la mayoría de las personas.
El estrés y las emociones desempeñan un rol importante en los pacientes con fibromialgia, ya que están propensos a una inflamación severa en su cuerpo, incluyendo tubo digestivo, sistema nervioso y cerebral.
Los síntomas que caracterizan la fibromialgia son:
Dolor: profundo, generalizado y crónico. En codos y rodillas, clavículas y caderas- en músculos, ligamentos y tendones─ El malestar neurológico se suma como entumecimiento, hormigueo y ardor. La severidad del dolor y rigidez suelen ser peores por la mañana. Los factores agravantes incluyen el clima frío y húmedo, no dormir la cantidad de horas adecuadas, fatiga, actividad física excesiva, ansiedad, inactividad física y estrés.
Deterioro cognitivo: Un malestar típico es lo que se conoce como “fibroniebla” o confusión mental.
Fatiga: agotamiento generalizado que interfiere incluso en las actividades diarias, limita la capacidad mental y física.
Interrupción del sueño: reduce la cantidad de tiempo que pasan en la etapa del sueño profundo.
Síntomas adicionales: incluyen un intestino irritable y vejiga irritable, dolores de cabeza y migrañas, síndrome de piernas inquietas y movimientos periódicos de las extremidades, deterioro de la memoria y concentración, sensibilidad y erupciones cutáneas, sequedad ocular y bucal, ansiedad, depresión, mareos.
¿Cómo tratar la fibromialgia?
El Tratamiento convencional involucra medicamentos para abordar el dolor, y tal vez medicamentos psicotrópicos, como los antidepresivos, no recomendados, ya que no abordan la causa del problema.
Los analgésicos comunes pueden activar o volver hiperactivas las vías nerviosas del dolor y generar así un círculo vicioso con abuso y dependencia de analgésicos (AINEs, opioides u otros) con la tremenda cantidad de efectos adversos que estos tienen.
La mayoría de las afecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y procesos alérgicos tienen un origen común: el intestino.
El intestino enfermo, poroso o permeable es la puerta de entrada a todos los productos que hacen que nuestro organismo reaccione. De un intestino permeable aparecen: artritis, eczema, psoriasis, ansiedad, depresión, dolores musculares y osteoarticulares (fibromialgia) fatiga crónica, malabsorción de nutrientes, sobrepeso, diabetes….y así una lista larga de patologías crónicas, muy conocidas, sumamente rentables a la industria farmacéutica.
Por eso en la fibromialgia como en tantas otras enfermedades crónicas el enfoque es similar. Dolor crónico difícil de revertir, muchos tratamientos y ninguno totalmente efectivo.
Pero te has preguntado: ¿qué importancia le das en tu vida a este dolor? ¿Cuánta energía y tiempo le dedicás?
Y si buscamos el origen del problema en lugar de taparlo con analgésicos, sedantes, excusas.
Todo depende de la vara con la que medimos, y de allí tomará la importancia y prioridad que le demos.
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