En el marco del Día mundial de concientización sobre el cáncer colorrectal, 31 de marzo, hemos querido hablar sobre esta enfermedad. ¿Por qué nos enfermamos?
¿Por qué nos enfermamos?
Como todo para funcionar y evitar fallas, necesita energía. Y muchas veces esas fallas llevan aparición de células neoplásicas y un diagnóstico inesperado de cáncer.
Nuestra usina es la mitocondria
Ella es la estrella de la célula, la que aporta toda la maquinaria energética para mantener la vida celular. Y si ella se daña, la energía decae y las vías metabólicas alternativas pueden generar fallas: codificación genética de proteínas anómalas, síntesis de transmisores falsos, bloqueo de vías metabólicas saludables y facilitación de vías metabólicas dañinas. En fin, degeneración celular a réplica desmedida, sinónimo de cáncer.
Así de simple, así de complejas, las vías intrincadas que llevan a esa vía final común de célula neoplásica.
La disfunción mitocondrial y el cáncer
La disfunción mitocondrial produce especies reactivas de oxígeno (radicales libres) que provocan mutaciones en el ADN mitocondrial con una respiración anormal, más radicales libres y un círculo vicioso interminable.
En 1924 el Dr. Otto Warburg, Premio Nobel 1931, nos enseñó que las células cancerígenas tienen un metabolismo energético diferente. Ya que sus mitocondrias son disfuncionales, producen poca energía y la obtienen de la fermentación de la glucosa, fermentación láctica.
Más adelante el Dr. Thomas N. Seyfried nos explica que la célula neoplásica depende exclusivamente de la fermentación de su mitocondria dañada y si transfiere esas mitocondrias a una célula sana, ésta degenera en neoplásica por el solo hecho de tener esa mitocondria disfuncional. No hay mutación genética alguna. El cáncer es una enfermedad metabólica.
Por eso cuando eliminás los alimentos procesados, el azúcar, los granos y los combustibles altos en hidratos, esencialmente y matás a la célula del cáncer, al privarla de su combustible predilecto: ¡el azúcar!
Prevención del cáncer a través de la optimización de la función mitocondrial
Por este motivo una de las estrategias más poderosas preventivas del cáncer es optimizar tu función mitocondrial, producir menos radicales libres, menos mutaciones y evitar el desarrollo de cáncer.
Darle a tu célula un combustible más limpio y eficiente es la clave, cambiar los hidratos por grasas buenas es el camino.
La verdadera alimentación anti-inflamatoria
La verdadera alimentación anti-inflamatoria: ictio-ovo-vegetariana, mitad crudos, mitad cocidos y el ayuno intermitente te mantendrán lejos, muy lejos de cualquier enfermedad metabólica: HTA, diabetes, enfermedades endócrinas, inmunológicas, enfermedades degenerativas neurológicas (demencia) y por supuesto lejos del cáncer.
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